Vende waffles con forma de pene y se resiste a que le cierren el local

Tamara Lurgo reveló a TN que las ventas de su negocio cayeron un 75% luego de que la municipalidad de Córdoba la obligara a bajar las persianas. La joven aseguró que los denunciantes “tienen muchas ganas de molestar”. “Es bizarro si pasa acá en la Argentina, pero si pasa en otro país está todo bien”, se indignó.

“VerGotas” fue uno de los locales gastronómicos más mencionados en las redes sociales durante la última semana. Polémico desde donde se lo mire, el negocio que vende waffles con forma de pene fue cerrado por “daños a la moral y a las buenas costumbres” y la decisión de la Municipalidad de Córdoba generó un sinfín de repercusiones en las redes sociales. A una semana del escándalo, la dueña del emprendimiento reveló las consecuencias que sufrió.

Tamara Lurgo es la fundadora del local en cuestión. Durante la pandemia, y junto a su hermano, se les ocurrió la idea luego de ver una serie de videos de un negocio similar en España y avanzaron con decisión. Las primeras semanas recibieron críticas, pero con el paso del tiempo todo se apaciguó y lograron mantenerse -con altos y bajos- durante tres años. Hasta que todo se fue por la borda el 20 de diciembre.

“Publicidad en infracción”, rezaba el cartel de clausura pegado en la puerta del comercio ubicado en Duarte Quirós 249, pleno centro de Córdoba capital. La situación la dejó sin reacción a Tamara: “Estuve shockeada todo el día, no podía pensar. Tenía una chica que estaba trabajando conmigo hace un mes. Ella tiene tres hijos y es una gran persona. Me puso muy mal por eso, todo pasó en Navidad”.

Pocas horas después se enteró de que la denuncia la había impulsado una vecina que había pasado por el frente del local junto a su hijo y le pareció inapropiada la cartelería. La denunciante en cuestión logró sumar firmas de vecinos y así fue cerrado el local.

“Me enojé mucho con que haya un grupo de personas que esté tan pendiente de lo que hacen los demás. Es gente que está muy al pedo y que tiene el tiempo y las ganas de molestar”, señaló Tamara sobre cómo le afectó la denuncia contra el negocio que dentro de sus productos ofrece “VerGotas” y “Chochas”.

La joven aseguró que si a las personas “no les gusta” el local tienen la posibilidad de “no entrar o no comprar”, pero señaló que le pareció un tanto exagerado que pidan el cierre del emprendimiento que cuenta con tres años de antigüedad. “Me sorprende que se ensañen tanto”, remarcó.

Los slogans de la marca como “que no te apene”, “el tamaño sí importa” o “a mí me gustan bien grandes”, recorrieron las redes sociales y generaron la reacción de miles de usuarios. Muchos de ellos se manifestaron a favor de que el motivo del cierre sea por “daños a la moral y a las buenas costumbres”. Claramente, Tamara no estuvo de acuerdo.

“Estamos en el siglo XXI y ni siquiera tenemos ordenado qué es la moral y las buenas costumbres. No hay nada que la gente no haya visto, son cosas que la gente ve a diario en las redes sociales”, señaló con respecto a las críticas en redes.

En ese aspecto, la dueña de “VerGotas” dijo que el debate que generó su local no tiene que ver con un tema generacional, sino con algo más cultural: “Hay muchas personas que están superlivianas con el tema, con decir que la sexualidad no es más tabú. Otras me escribieron para decirme que el sexo tenía que volver a ser tabú”.

Desde ese lugar es que trazó un paralelismo con negocios gastronómicos del mismo estilo que triunfaron en otros lugares del mundo. “El argentino ve al local como algo grasa, decadente y bizarro, pero es porque no lo pueden entender. Yo los veo a los argentinos que viajan a España o a Francia y entran al local y se ríen. Es bizarro si pasa acá en la Argentina, pero si pasa en otro país está todo bien”.

“No les chocan un montón de cosas que pasan en el país, pero si les choca esto como ir a un microemprendimiento a pedir que cerremos porque somos muy inmorales”, remarcó luego sobre la reacción de muchas personas, tanto en redes como en persona.

A la vez, reconoció lo sugerente del negocio y pidió a los vecinos de Córdoba que contemplen la posibilidad de divertirse con el local: “Yo espero que la gente que pasa en frente y se siente ofendida, se adapte y respete. Quiero decirles ´no es contra vos, no son mis ganas de ser una degenerada. Es un local, es comida y ya´”.

La pérdida millonaria y cómo reinventarse después del cierre

Tamara reveló a TN que desde el 20 de diciembre que su economía se vio “extremadamente reducida” y que las ventas cayeron alrededor de un 75% desde el cierre del local, pese a que continúa trabajando con envíos.

“Estoy completamente derrotada. Solo pago un sueldo y los gastos fijos del local, pero me matan”, contó Lurgo, quien al mismo tiempo detalló que la mercadería que tenía que vender en una semana le va a durar más de 20 días.

La joven reconoció que le da “mucha pena” ver el local vacío, pero se mostró con mucha fuerza para poder reinventarse: “Si el local cierra, no va a ser por una denuncia. Va a ser cuando yo quiera terminar este proyecto”.

En paralelo al agradecimiento por los mensajes de apoyo que recibió, hizo una autocrítica por la sugerente cartelería del local y adelantó que buscará la manera de que continúe siendo llamativa, pero con algunas modificaciones.

“Estoy pensando en cómo ser un poco más sutil porque capaz Córdoba sigue sensible y no sabe cómo reaccionar a las cosas. Sé que me tengo que adaptar a eso, no es que no lo entiendo”, explicó.

En esa misma línea, Tamara hizo hincapié en que los carteles que puso en la calle son una de las claves por las cuales atraen a los clientes: “A mí me cortaría los brazos que no puedan ver mi producto afuera. Estoy buscando alternativas para llamar la atención en la vereda y que la gente se dé vuelta y no vea un cartel con forma de pene”.

Cómo es el show de “VerGotas”: del bautismo a la “vergota antiinflacionaria”

Ante las principales críticas y comentarios sobre el polémico formato del local, la fundadora de “VerGotas” marcó distancia con emprendimientos similares que hay en distintos lugares del mundo o incluso en la Ciudad de Buenos Aires.

Tamara aclaró que nunca tuvieron “un baile erótico” como si ocurre en España, Francia o Colombia y remarcó que la atención es “ingenua, graciosa y no traspasa la barrera del respeto”.

“Lo que hacemos nosotros, que creo que lo hacen todos, es el show de la parte de relleno”, mencionó. La joven contó que durante el show se pronuncian frases del estilo “¿Qué te gustaría que te meta?”, “¿A dónde te la mojo?”, o “¿De qué color te toca hoy?”, en referencia a los distintos waffles.

En paralelo, sí reconoció que tenían un particular despliegue para aquellas personas que comían el waffle con forma de pene por primera vez. “Bautizábamos a los nuevos. Te sentabas en un banquito, cerrabas los ojos y comías la puntita del waffle con tus amigos filmándote. Jamás fue algo tan groncho”.

Por último, recordó que en una de las distintas crisis económicas que vivió el país ofrecían “la vergota antiinflacionaria” para tratar de no perder el caudal de clientes que solía consumir sus productos.

“Hice la vergota antiinflacionaria porque sé el público que tengo y que quería conservar a esa gente, por seguir vendiendo bien y ser amigable con el precio. En Buenos Aires no tienen problema porque los turistas van a gastar. Acá los que me compran son los de siempre, son los vecinos”, señaló.

Fuente : TN Noticias