Denuncian a Jairo Guzmán por conducción «personalista» mediante, carta abierta al pueblo de Santa Cruz
La sociedad santacruceña tiene que saberlo sin vueltas: La Libertad Avanza en esta provincia no se construyó con plata del Estado, ni con viáticos, ni con privilegios, ni con favores de Buenos Aires. Se construyó con la plata, el tiempo y la vida de la militancia.
Con bolsillos de laburantes que pusieron su sueldo, sus horas, su prestigio y su proyecto de vida para levantar algo distinto en una provincia arrasada por décadas de corrupción, feudos y caudillos.
Y hoy, todo ese sacrificio es desconocido, ninguneado y pisoteado por quien juraba representar un cambio y terminó copiando lo peor de lo viejo.
Apoyamos a Guzmán cuando caminaba como uno más. Lo bancamos cuando no lo conocía nadie. La militancia pagó campañas, carteles, viajes, logística y sedes.
“Sin nuestra plata, sin nuestro tiempo, sin nuestros kilómetros, él no llegaba a ningún lado”
Pero llegó… y apenas llegó, empezó a descartar a todo el que pedía transparencia:
- Se deshizo de los capaces.
- Apretó a los que preguntaban.
- Removió a los que trabajaban.
- Y se atrincheró para no rendir cuentas, no afilia para no abrir el juego.
Hoy está claro: Guzmán se convirtió en aquello que decía combatir; teme a los competentes porque exponen su mediocridad, cambia principios por conveniencia, y pretende caminar hacia arriba usando como escalón la vida, la plata y el esfuerzo de la gente que sí se quedó en Santa Cruz.
Lo más alarmante: deberá responder ante la Justicia por hechos graves que incluyen violencia y la apropiación de una firma ajena —el acto más antiliberal y autoritario que un dirigente puede cometer, porque robar identidad es robar voluntad y torcer la vida de una persona.
- Mientras la militancia se jugaba la piel en una provincia que nació politizada desde la corrupción estructural, él se dedicó a construir un feudo personal.
- Mientras la militancia dejaba cada peso, él repartía cargos como premios.
- Mientras el interior hacía patria, él hacía listas únicas.
Por eso decimos, sin miedo y sin filtro:
“Guzmán: en esta somos todos socios, y con la nuestra, exigimos respeto, exigimos transparencia y exigimos que rinda cuentas.”
¿Dónde quedó aquello de “despertar leones”? Porque en Santa Cruz, para pertenecer, ya no hay que rugir… hay que agachar la cabeza.
Todo aquel que quiera quedarse o sumarse al partido que construimos entre todos, tiene que ser cordero.
Y que el pueblo lo entienda con claridad meridiana:
Hay dirigentes que terminan con balcones y privilegios…
pero eso solo les pasa a los que el sistema decide cuidar.
El camino que usted eligió, señor Guzmán, no lleva a balcones:
lleva a rendir cuentas como cualquier ciudadano común.
Porque cuando uno empieza a parecerse demasiado a aquello que critica,
el final nunca es elegante…
y mucho menos cuando no hay poder que lo proteja.
¡VLLC!
