Vecino en silla de ruedas denuncia falta de rampas en el Tribunal de Faltas de Caleta Olivia
“No puede ser que la Municipalidad no tenga una rampa”, expresó Pepe Páez, quien debió ser atendido en la vía pública por el juez del área.
Una situación que refleja las dificultades que aún atraviesan las personas con discapacidad se vivió en las últimas horas en Caleta Olivia, cuando un vecino que se moviliza en silla de ruedas se presentó en el Tribunal Municipal de Faltas para realizar un trámite y se encontró con la imposibilidad de ingresar al edificio por la ausencia de una rampa de acceso.
“Vine dos veces por un trámite y no me quieren atender porque no hay rampa. Me piden que autorice a otra persona para hacer el trámite por mí, pero yo quiero que me escuchen a mí”, expresó Pepe, visiblemente molesto por la situación. “No soy el único, en toda la ciudad tenemos problemas con las rampas: donde existen, siempre están ocupadas por personas que no tienen discapacidad”, señaló.
Durante el móvil de Ecos del Sur, el vecino relató que ya en ocasiones anteriores sufrió caídas por el mal estado de las veredas del centro. “En pleno centro me caí en un pozo y rompí la silla. Son caras, y nadie se hace responsable”, contó. Además, criticó la falta de control en los espacios reservados para personas con discapacidad: “En los supermercados, los lugares señalizados casi nunca los usa quien realmente lo necesita”.
Ante esta situación, el juez de Faltas municipal, Dr. Aybar, decidió salir del edificio para atender personalmente a Pepe en la vía pública. “Le pido disculpas en nombre del Estado municipal porque todavía no tenemos una rampa. Apenas nos mudamos a este edificio vimos que no estaba adaptado y solicitamos las modificaciones, pero aún no se concretaron. Vamos a insistir con el área correspondiente”, explicó el funcionario.
Aybar reconoció que el reclamo “es absolutamente válido” y que se trata de una prioridad que el Municipio no puede seguir postergando. “No puede ser que un vecino no pueda ingresar al Tribunal por cuestiones arquitectónicas. Hoy vamos a renovar el pedido que hicimos hace más de un año y esperamos que se tomen medidas. No es un gasto enorme, pero sí una obra necesaria”, afirmó.
El caso pone nuevamente sobre la mesa la necesidad de garantizar la accesibilidad en los edificios públicos de Caleta Olivia, una deuda pendiente con las personas que, como Pepe, deben enfrentar diariamente barreras físicas para ejercer sus derechos más básicos.
“Caleta ya no es un pueblo —dijo el vecino—. Estas cosas no pueden seguir pasando”.