Intiman a jubilada a desalojar vivienda porque su hijo la vendió
Isabel “Pocha” Flores –una apreciada vecina de Caleta Olivia- firmó de buena fe los documentos que le hizo firmar su hijo, José , y ahora sería desalojada de su céntrica vivienda.
El caso fue ventilado a la prensa local, pudiéndose también saber que la docente, que enviudó hace varios años, fue víctima de otro deleznable ardid de su vástago: le cobraba el sueldo y la pensión de su marido, entregándole solo pequeñas sumas de dinero para que apenas pudiera subsistir.
Es más, José, quien hace varios meses renunció como empleado municipal y fue delegado del sector Rentas, llegando incluso a postularse en cargos políticos y como candidato a conducir el gremio municipal (SOEMCO), también es acusado de falsificar la firma de su hermano Daniel para completar la venta del inmueble, haciéndolo figurar como domiciliado en esta ciudad cuando en realidad reside en España desde 2007.
Este último se enteró de lo sucedido cuando en diciembre retornó a Caleta Olivia para visitar a su madre y ella le reveló que había sido engañada.
En consecuencia, buscó el patrocinio legal del abogado Daniel Aibar, quien también se desempeña como juez de faltas del municipio.
Respecto a la vivienda, la misma habría sido comprada por un abogado del foro local, quien a su vez la transfirió mediante otra operación comercial a otro hombre, el cual al no poder tomar posesión de la misma en el mes de octubre del año pasado inició acciones legales que derivaron en una orden de desalojo de la docente por parte de la justicia.
El abogado Aibar dijo que Isabel Flores “fue víctima de una estafa procesal”, por lo cual “iniciamos una acción civil de nulidad”.
En tanto la docente jubilada, visiblemente consternada por lo que le hizo su hijo José, dijo que “me hizo firmar un papel, pero nunca me quiso mostrar lo que decía”, hasta que tiempo después se enteró que le había vendido la casa porque un hombre que no conocía se presentó para reclamar como suya esa propiedad.
Por ello aseguró que nunca lo iba a perdonar y no quería verlo más en su vida “porque me robó todo”.
Fuente: El Patagonico