El regreso de Lázaro Báez a El Calafate, entre el pasacalle de bienvenida y el secuestro de una camioneta

Después de largos seis años, Lázaro Báez volvió a Santa Cruz, la provincia en la que empezó a forjar su fortuna como empresario ligado a los negocios inmobiliarios y la obra pública.
A su llegada a El Calafate, a poco más de un años de la excarcelación de su hijo en la causa de lavado, fue recibido por un amistoso pasacalle que se adjudicó un grupo autodenominado Lealtad y Trabajo.
Pero no todo fue bienvenida en la provincia que Báez no visitaba desde hacía casi seis años. Luego de ingresar al territorio santacruceño, le secuestraron una camioneta marca RAM que, según informó La Nación, tenía pedido de captura desde marzo de 2024 por parte del juzgado de Primera Instancia N°2 de Río Gallegos, en lo Civil, Comercial, Laboral y de Minería a cargo del juez Marcelo Bersanelli.
Báez, quien se encontraba cumpliendo arresto domiciliario en San Vicente, en el tercer cordón del Gran Buenos Aires, había recibido el viernes la autorización de los jueces del Tribunal Federal N°4 para mudarse a su provincia. El argumento de su abogado es que el preso quería estar más cerca de sus hijos.
Con el permiso concedido, finalmente se trasladó hasta El Calafate, donde se instaló en una de sus propiedades: según informo Infobae, se trataría de «La Casa del Ascensor», ubicada sobre la costanera de la ciudad.
La información sobre el lugar donde cumplirá con su prisión domiciliaira en la provincia no fue informada por la Justicia ni el Ministerio de Seguridad, responsable de organizar y monitorear el traslado.
En 2020, cuando le habían concedido la domiciliairia y se informó que iría a un country de Pilar, fue tal la resistencia de la gente del lugar, que el preso terminó cambiando de destino.
Un largo viaje por tierra
A diferencia del traslado aéreo instrumentado en su anterior viaje a El Calafate, por el funeral de su madre, ahora el viaje se realizó por tierra, en un recorrido cercano a los 2.700 kilómetros.
Fue al llegar a la provincia cuando la camioneta que formaba parte del convoy junto con dos Toyota Hilux terminó retenida por las autoridades policiales.
En oposición a este contratiempo, Báez se dio el gusto de ver el pasacalle al llegar a su lugar en el mundo, tras cumplir el último tirón del viaje, desde Río Gallegos.
El mensaje fue escueto pero claro: “Bienvenido Señor Lázaro Báez”, decía el cartel colgado entre dos postes de luz de una rotonda.
El empresario más tarde posteó en su cuenta de Instagram una foto de ese recibimiento y se permitió, incluso, enviar un mensaje a los santacruceños.
Lázaro Báez: «Una nueva esperanza»
«Después de años de estar ausente en esta maravillosa provincia, aún tengo la posibilidad de darles una nueva esperanza de tener un trabajo y no tener que mendigar un plato de comida para su familia», escribió el hombre que -según se calcula- llegó a tener unos 3 mil empleados en Santa Cruz. La mayoría de los comentarios a la publicación no fueron, precisamente, en el mismo tono del pasacalle.
El empresario, que está preso desde 2016 y fue condenado por lavado de dinero en la causa de la «Ruta del Dinero K», también tiene otras condenas por fraude y evasión fiscal. Sin embargo, ninguna de éstas sentencias adicionales fue confirmada todavía por Casación.