Las coplas catamarqueñas presentes en la celebración de la independencia
Don Ramón, quien reside en Caleta Olivia desde 1964, agradeció profundamente la oportunidad brindada por el intendente Pablo Carrizo para participar en este evento tan importante. «No pensaba nunca tener esta oportunidad tan buena ante tantísima gente», expresó emocionado, añadiendo su gratitud a Dios por aún poder caminar a su avanzada edad.
Quipildor, quien llegó a nuestra ciudad en busca de trabajo, recordó con nostalgia su tierra natal. A pesar de la dificultad de dejar su pago, encontró en Caleta Olivia un lugar donde pudo forjar una nueva vida junto a otros paisanos. En este marco fue que junto a otros catamarqueños fundaron la Comisión de Residentes Santamarianos, un esfuerzo colectivo para mantener vivas las tradiciones de su lugar de origen.
Este centenario pionero caletense, contó que el arte de las coplas fue heredado por su padre, también coplero, quien le transmitió el amor por la poesía popular. Esta tradición familiar ha sido una constante en su vida, y a sus 97 años, Don Ramón continúa compartiendo su talento, emocionando a quienes tienen la fortuna de escucharlo. La copla, que nace del alma y se expresa con el corazón, es para él una forma de vida y un legado que desea mantener vivo.
Don Ramón al momento del cierre de esta entrevista nos compartió su arte, recordando una copla que su padre solía recitar a su madre:
«Paulita en esta noche serena,
que no se siente ni un ruido,
tus recuerdos me han traído a cantarte dulces prendas,
te pido que no te ofendas me encantadora Azucena,
con la más fina intención,
sin falsedad ninguna,
te declaro con la pluma lo que siente el corazón.
Leales mis palabras son,
porque desde el alma han nacido,
yo no sé cómo he podido tanto cariño tener,
pero hoy quiero saber,
si seré correspondido.»